lunes, 9 de diciembre de 2013

LA PEREGRINACIÓN A WIRIKUTA

La peregrinación a Wirikuta se realiza anualmente, entre los meses de diciembre y enero y, en ocasiones, puede realizarse en febrero. Siempre ocurre cuando ya se ha cumplido con la fiesta del tambor, del elote tierno, de las calabazas. Es un evento central y tiene un sin número de propósitos: portar las ofrendas que las comunidades envían a Wirikuta (lugar donde se reúnen los dioses); iniciar y consagrar a algunas personas en el arte de la recolección del hí’kuri; cosechar peyote para las ceremonias del año; recolectar raíces para la elaboración del sagrado pigmento amarillo con el que realizan la pintura facial; adorar a los dioses en su lugar sagrado y aprender de la propia voz de los dioses lo que dice el costumbre. La peregrinación debe partir siempre del centro de la tierra, del corazón, de Teakata, lugar en el que reside Tate’warí, el Abuelo Fuego. Antes de partir, los peregrinos piden al Abuelo que los acompañe y para significar esta compañía, se prende una vara de palo de brasil y la mantienen encendida durante el viaje. De hecho, en la figura de Uruwakame Tate’warí (el representante del Fuego), es el propio Tate’warí el que va al frente de las peregrinaciones. A este personaje se le conoce también como el Hombre de las Flechas porque las flechas, como elementos de limpieza y purificación, juegan un papel fundamental en el éxito de las peregrinaciones El mara’akame que conduce la peregrinación recibe el nombre de kawitero. Este nombre deriva de un gusano mitológico que, en el inicio de los tiempos, trazó el camino sagrado que va de Teakataa Wirikuta. Este camino sintetiza en sí mismo la mitología completa del pueblo wixarika. Los kawiteros son los guías, los que conocen el camino, así que su participación es invaluable.

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