viernes, 18 de noviembre de 2011

No a la mineria en las tierras Sagradas del pueblo Huichol

Los medios de difusión al servicio de las transnacionales dedicadas a engañar a la gente y justificar delincuentes.

El día 17 de noviembre de 2001 en diversos diarios locales apareció una noticia en la que se alude a la resolución que el Segundo Tribunal Colegiado del Noveno Circuito en San Luis Potosí emitió en el toca 316/2011 ratificando la resolución que en el amparo 532/2011 ya había emitido el Juez Sexto de Distrito del mismo circuito en el que desecha el dicho amparo que promovió Pro San Luis Ecológico A.C. por considerar erróneamente que se interpuso fuera de tiempo, tan fue así que un Magistrado honesto de los tres que dieron el fallo, emitió un voto particular en el que se inconforma con la resolución y hace una exposición de los hechos y demuestra que hubo exceso y parcialidad en la resolución.

Pero además en ningún momento los tribunales se enfocaron en determinar si Cerro de San Pedro es un lugar con vocación minera o como lo clasifica un decreto de 24 de septiembre de 1993 “Zona de preservación de la vida Silvestre”. El Amparo que Pro San Luis Ecológico interpuso, se centraba en la inconformidad en contra de las autoridades del municipio de Cerro de San Pedro y otras estatales, por no haber cumplido como lo marca la Ley con las normas que se deben cumplimentar para llevar a cabo un Plan de Ordenación municipal que se ejecutó a escondidas de la población afectada y que comprende los cinco municipios conurbados a la capital del estado, ya que estos eran protegidos ambientalmente por el Decreto de 1993, lo cual ahora los hace sumamente vulnerables a la contaminación que genera la empresa New Gold-Minera San Xavier y otras que se pretenden instalar en el municipio, sobre todo por que todas incluyendo la capital del estado se surten del mismo acuífero, que de acuerdo con la manifestación de impacto ambiental que emitió la dicha empresa minera va a ser contaminado por sus actividades.




En si dicha resolución en nada cambia la situación de ilegalidad en la que ha estado operando Minera San Xavier, al contrario deja de manifiesto que desde 1995 ha estado operando en una zona que por decreto está prohibida para actividades mineras, y que hasta ahora la misma en complicidad con las autoridades estatales y municipales están tratando de echar para abajo ese decreto para justificar que ahora si ya trabajan legalmente.

jueves, 27 de octubre de 2011

Huicholes en Pie de Guerra

Proyecto Esperanza

Para los huicholes, la zona de Wirikuta, en San Luis Potosí, es sagrada; para una empresa canadiense es la sede de su próximo gran proyecto minero. Mientras, los habitantes del pueblo de Real de Catorce se dividen entre quienes necesitan un empleo y los que ven en la mina una amenaza. El debate es cada vez más fuerte y ya llegó hasta Canadá y las Naciones Unidas.
Era un atardecer de rojos intensos en el desierto, como miles más, presenciado por un grupo de peregrinos que vigilaban el lugar sagrado de sus antepasados. Resplandecientes en sus atuendos tradicionales -bordados con los símbolos sagrados del venado, el águila y el peyote?, los peregrinos reconstruyeron las canciones, los rezos y los rituales que han sobrevivido entre el pueblo wixaritari o huichol durante más de mil años.
Pero con la llegada del amanecer, el mara’akame o chamán reveló una visión sombría que le había sido transmitida, dijo, por la montaña: las entrañas de la Madre Tierra estaban siendo desgarradas y su vientre era rasgado y pisoteado.
La visión, relatada por el compositor y antropólogo Javier Ignacio Martínez Sánchez, ocurrió hace una década en Cerro Quemado, el lugar donde, de acuerdo con las creencias de los wixaritari, el sol salió por primera vez.
Cerro Quemado está en la orilla oriental de Wirikuta, una región donde, según los huicholes, residen los espíritus de sus ancestros y que ha sido reconocida como Área Natural Protegida por el Gobierno de San Luis Potosí e incluida por la Unesco en la Red Mundial de Lugares Sagrados Naturales. Cada primavera, los huicholes viajan casi 400 kilómetros hasta aquí para recolectar su planta sagrada, el hikuri o peyote, para encender las “velas de la vida” y para orarle a sus deidades por mantener el bienestar de toda la vida en la Tierra.
El Fondo Mundial para la Naturaleza enlista las 140 mil 293 hectáreas del Sitio Sagrado Natural Wirikuta, parte del Desierto de Chihuahua, como uno de los ecosistemas de desierto con mayor biodiversidad en el planeta. Además, está registrada como una Área de Importancia para la Conservación de las Aves y es un punto de reunión para muchas especies endémicas y en peligro de extinción, como el águila real que aparece en la bandera mexicana.
En ese entonces, la visión del chamán provocó un escalofrío de temor entre la comunidad pero, según Martínez, quien habita en esa región y estuvo presente en la ceremonia, nadie sabía lo que significaba. Ahora está claro.
AMENAZA EXISTENCIAL
En el verano de 2010 empezó a correr la voz sobre la apertura de una mina en Wirikuta, una zona con una tradición minera que se remonta a unos 400 años y que incluye al famoso pueblo de Real de Catorce. Para agosto, estaba confirmado: el gobierno mexicano había otorgado 22 concesiones sobre 6 mil 326 hectáreas del territorio sagrado, abriéndole paso a una mina de plata de la multinacional canadiense First Majestic Silver Corp. Cerca de 70 por ciento de las tierras concesionadas se encuentra dentro del Área Natural Protegida.
Según la Ley Minera mexicana, el Estado tiene la facultad de concesionar las minas para su explotación a voluntad. El descubrimiento de varias venas ricas en plata, combinado con el aumento del precio de este metal, ha provocado que esta región minera, abandonada durante tanto tiempo, vuelva a ser atractiva para los inversionistas.
El proyecto ha desatado una tormenta. Los residentes están divididos entre la desesperada necesidad de empleos y el miedo a perder su suministro de agua; a los ambientalistas les preocupa el frágil hábitat del desierto; otros temen la pérdida del patrimonio cultural de Real de Catorce y el turismo que ha resultado de eso. Además, ha surgido una protesta mundial de parte de la gente que ha pasado tiempo en el desierto y con los huicholes. Lo que está en riesgo, dicen, es la integridad de esta excepcional cultura.
Los huicholes fueron quizá los más indignados con los planes de First Majestic Silver Corp., sobre todo porque, irónicamente, sólo dos años antes, el presidente Felipe Calderón, vestido con el atuendo ceremonial wixaritari, anunció el Pacto Hauxa Manaka para la Preservación y Desarrollo de la Cultura Wixarika en una ceremonia a la que asistieron cinco gobernadores. El pacto, nombrado así por otro sitio sagrado para los huicholes, garantizaba la protección de su cultura y sus lugares sagrados.
El 9 de mayo de 2011, un grupo de representantes del Consejo Regional Wixarika en Defensa de Wirikuta llegó hasta el Palacio Nacional, en el Zócalo de la Ciudad de México, para entregar una carta dirigida a Calderón en la que exigían que honrara su palabra.
Para Paul Liffman, antropólogo del Colegio de Michoacán y autor del libro Huichol Territory and the Mexican Nation, la mina es una “amenaza existencial” para los huicholes.
“Ellos están atemorizados por este proyecto”, afirma Liffman. “Todo el flujo ecológico que forma la base de su sistema sacrificial se vería dañado. El circuito de aguas, lluvias y aguas subterráneas quedaría afectado, lo mismo que su razón para existir.”
Wirikuta es clave, dice Liffman, para la visión que los wixarika tienen de sí mismos como intermediarios con estas fuerzas de la naturaleza: “Todo su sistema ritual está basado en la idea de la reciprocidad sacrificial con los ancestros que controlan el clima, así como la riqueza, la salud y el bienestar humano. Destruir sus principales sitios sagrados es derribar los cimientos de su cultura”.
La situación en Wirikuta es, por desgracia, muy común, dice Jennifer Moore, coordinadora para Latinoamérica en la organización Mining Watch Canada, que viaja por el continente investigando las quejas contra las compañías mineras de su país.
“Estas concesiones mineras a menudo se otorgan sin el conocimiento ni el consentimiento de los pueblos locales”, agrega Moore. “Hemos visto cómo se contaminan las cabeceras de los ríos de las comunidades campesinas e indígenas, hemos visto secarse fuentes importantes de agua, hemos atestiguado violencia y conflicto cuando la gente ha exigido el derecho a ser consultada acerca de los proyectos que se desarrollan en sus tierras o fuentes de agua.”
HALO ELÉCTRICO
Veinticuatro kilómetros de carretera de terracería zigzaguean en medio del desierto, pasando por florecientes magueyes, mezquites y cactus hasta llegar al encantador pueblo colonial de Real de Catorce. No hace mucho tiempo, los habitantes más numerosos de este lugar parecían ser los fantasmas. El polvo se arremolinaba en las calles vacías y cubría los edificios abandonados, que alguna vez hicieran gala de la riqueza de las minas de plata de la región. Algunos dicen que Real, fundado en 1779, quedó abandonado a principios de 1900 a causa de los forajidos que se escondieron ahí durante la Revolución Mexicana; otros, que se debió a la tremenda caída de los precios de la plata. Otros más piensan que fue por la deforestación, desertización y contaminación causada por la actividad minera a lo largo del siglo XIX.
Pese a todo eso, algo mantuvo vivo el territorio. En parte fue el constante regreso de los wixaritari, quienes han viajado hasta aquí desde sus comunidades en la Sierra Occidental desde hace al menos mil 500 años, para dejar sus ofrendas, llevar a cabo sus ceremonias y recibir la sabiduría que les transmiten sus deidades.
No sólo los huicholes consideran que Real de Catorce tiene una relevancia religiosa especial. Durante más de un siglo, los católicos han viajado hasta la iglesia de la Purísima Concepción para rendir tributo a una imagen de San Francisco de Asís, que se cree tiene poderes milagrosos.
Hace unos 40 años, comenzó un nuevo tipo de peregrinaje, formado por gente de tierras lejanas que había escuchado acerca de las cualidades energéticas de la zona.
Humberto Fernández fue unos de esos peregrinos. Originario de una localidad minera de San Luis Potosí e hijo de un minero, emigró a San Francisco en pleno movimiento psicodélico. En una biblioteca encontró un libro sobre las tradiciones de los huicholes y su uso del peyote, y se sorprendió al encontrar que dentro de su propio país existía una cultura antigua cuyas tradiciones estaban basadas en la misma conexión con lo divino que él acababa de descubrir en California. Eso cambió su vida.
Manifestantes a favor de la mina protestan frente a una reunión del Consejo de Administración de la Reserva Ecológica, en Real de Catorce.
Fernández hizo su propio peregrinaje a Cerro Quemado y se sintió atraído hacia el pueblo colonial abandonado. Invitó a amigos a que se le unieran y, poco a poco, ellos y otros restauraron Real de Catorce. Juntos crearon un destino turístico conocido por su energía mágica y retratado en películas como The Mexican, Hidalgo y Bandidas, entre otras.
Los filmes provocaron un auge turístico y Real de Catorce se convirtió en un destino internacional. El sitio ha conservado algo de su atmósfera misteriosa y fantasmagórica, con edificios destartalados mezclados con joyas arquitectónicas del siglo xix restauradas. Es un paisaje salido del Viejo Oeste, con vaqueros parados en las esquinas ofreciendo recorridos a caballo hasta el pintoresco Pueblo Fantasma o al mismo Cerro Quemado.
Nadie sabe exactamente de dónde viene el halo energético que muchos aseguran percibir en esta área. Fernández, que una vez recibió a un grupo de la Sociedad Geológica Panamericana de la Universidad de Texas (que publicó sus hallazgos en el libro Geology of the Sierra Catorce Uplift), dice que esta zona es reconocida científicamente como un “punto magnético” y agrega que “la teoría de los geólogos es que este magnetismo se da por la amalgama de tantos minerales en un radio tan pequeño”.
Para los wixaritari, es esa energía la que condujo a sus ancestros al sitio y es lo que le da al territorio su esencia. Cualquiera que sea su origen lo cierto es que un particular tipo de turista busca disfrutar el aire fresco y los cielos brillantes de este poblado, hacer un viaje en el tiempo y, ocasionalmente, una “excursión” al mundo del peyote.
Pero el turismo ha probado ser una fuente de recursos tan frágil como la minería, y se vio afectado primero con la crisis financiera que comenzó en 2008 y después con la epidemia de la influenza AH1N1, seguida por el huracán Alex. El tiro de gracia fue el aumento del crimen organizado y las advertencias para que los turistas estadounidenses evitaran ir al estado de San Luis Potosí, lo que dejó a los hoteleros de Real de Catorce como Fernández, propietario del hotel El Real, con una caída en las tasas de ocupación de 80 por ciento o más.
¿TÓXICO O NO TÓXICO?
A este panorama se suma la aparición de First Majestic Silver Corp. y su subsidiaria mexicana, Minera Real Bonanza, que fue la empresa que originalmente obtuvo las concesiones. First Majestic, una compañía en rápido crecimiento, se está posicionando como uno de los principales productores de plata en el mundo, ya que 97 por ciento de su producción es de este metal.
Fundada en Canadá en 2002, First Majestic tiene más de mil 800 empleados en tres minas de plata mexicanas. Una mina más está en construcción con planes de abrir en 2012. La mina de Real de Catorce, conocida como Proyecto La Luz y con sede a 3.5 kilómetros del pueblo, está programada para iniciar operaciones en 2014.
Una presentación del proyecto en una reunión en Real de Catorce en marzo pasado abordó la mayoría de las preocupaciones de los oponentes: temor por la contaminación y la escasez de agua, la profanación del sitio sagrado de los huicholes, y la disminución del turismo local. “Queremos reactivar la actividad minera de una manera responsable y social”, dijo esa vez Juan Carlos González, gerente de Minera Real Bonanza. “Y, quiero ser muy enfático en esto, con proyectos de desarrollo sostenible”. La mina será subterránea, añadió González, sin contaminación visual. El método de procesamiento, conocido como flotación, no empleará cianuro y los químicos usados serán “biodegradables y no perjudiciales para los humanos”.
El cianuro ha sido un punto central del debate; se trata de uno de los compuestos más tóxicos disponibles en el ámbito de la minería, que puede resultar fatal en concentraciones tan bajas como 40 partes por millón. También es altamente eficiente para separar los metales de su base mineral, lo que explica su uso común en la industria minera. El cianuro se descompone cuando queda expuesto al oxígeno y la luz solar, pero mantiene su toxicidad cuando queda atrapado con los desechos en un embalse, o si se filtra en aguas subterráneas, explica Dave Chambers, un especialista en minería del Center for Science and Public Participation en Bozeman, Montana.
Real de Catorce ha ganado fama en el mundo por su grado de conservación.
El método de flotación es menos peligroso, dice Chambers, pero también tiene sus riesgos. Un químico común utilizado en el proceso -en el que se muele el mineral de plata y se mezcla con reactivos espumantes para separar los minerales más valiosos de los menos preciados- es el xantato que también es nocivo, aunque no tanto como el cianuro.
El mayor problema, explica Chambers, son los metales pesados que se liberan y dispersan en la atmósfera después de que se extraen los metales preciosos (es frecuente encontrar tóxicos como el plomo y el arsénico en conjunción con la plata).
De por sí, ya hay niveles tóxicos de estos minerales en el medio ambiente, como consecuencia de las décadas de explotación minera en el área. Un estudio de agosto de 2010, realizado por la Universidad de Guadalajara, reveló niveles potencialmente peligrosos de diez metales en el agua, el suelo, tejido animal e incluso en el cabello de los residentes.
“Lo más preocupante es la presencia de metales pesados como el plomo, el antimonio y el arsénico en prácticamente toda la cadena alimenticia”, dice Tunuary Chávez, un analista ambiental de la Asociación Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas, A.C. (AJAGI). “Esos metales no deberían estar presentes en la sangre de un águila o en la savia de un peyote”.
“La presencia de metales pesados no es sorprendente”, dice Chambers. “Es el tipo de problemas de los que hay que cuidarse, tanto con las nuevas minas como con las viejas”.
Ramón Dávila, jefe de operaciones de First Majestic y gerente de las operaciones de la compañía en México, busca tranquilizar a quienes se preocupan por los químicos. “Los estamos definiendo con pruebas metalúrgicas, tratando de encontrar los más adecuados para el proceso y la conservación del medio ambiente”, escribió en un correo electrónico a esta reportera. “La tecnología ha avanzado mucho en este campo, ofreciendo alternativas seguras y ambientalmente responsables”.
BUENOS TIPOS
Glenn Miller es un experto en minería que ha ayudado a redactar las leyes mineras en su estado natal de Nevada, que produce alrededor de 80 por ciento del oro en Estados Unidos. Ha investigado proyectos mineros en todo el mundo, y ha estado siguiendo el caso de Real de Catorce desde el otoño pasado. Le preocupa la falta de información específica disponible al público, pero a partir de su experiencia advierte a los funcionarios mexicanos que deben proceder con precaución.
En cuanto a los “químicos biodegradables no tóxicos” que First Majestic piensa usar, dice Miller, “el cianuro es biodegradable; pero decir que es biodegradable no significa gran cosa. La cuestión a considerar es qué tan rápido se biodegrada. Hablar de químicos no tóxicos es básicamente decir ‘confíen en nosotros, somos buenos tipos’”.
“El método de flotación sólo extrae una parte del mineral”, aclara, “y para obtener el resto se necesita cianuro, que a su vez requiere de un monitoreo constante y un tratamiento costoso durante décadas después de que la mina haya cerrado para evitar contaminar los suministros de agua local. Una vez que la mina comience a operar habrá mucha gente que dependa de ella: surge una economía adictiva. Es muy difícil revertir ese proceso. Y ya que se establezca, en un momento dado podrían declarar que hay que cerrar la mina a menos de que usen cianuro”.
Miller exhorta a los funcionarios gubernamentales a que pidan una fianza a la compañía canadiense en caso de aprobar la mina, de acuerdo con el estándar internacional actual. Mediante este proceso un experto del gobierno calcula el costo de restaurar el área después de que la mina cierre, y la empresa deposita esa cantidad como seguro.
“Todas las minas nuevas son buenas”, dice Miller. “Hay gente lista dirigiéndolas y tienen dinero a raudales. Pero las cosas se empiezan a descuidar hacia el final, cuando la compañía ya no está interesada en la propiedad. Comienzan a llevarse a la gente que trabaja mejor para abrir otra mina, y es entonces cuando empiezan los problemas. Y la mayoría no son resueltos”.
José Antonio Nieto, director general de Fomento Minero de la Secretaría de Desarrollo Económico de San Luis Potosí, dice que una fianza no será necesaria en La Luz, porque es subterránea. “El único impacto externo sería el derrame económico en la población local”, declaró el funcionario. Dávila, de First Majestic, informó que la compañía promete una inversión inicial de cien millones de dólares, sin incluir el centro cultural y las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Miller sostiene que una fianza es necesaria, sin importar que la mina sea subterránea. Jim Kuipers, que fue ingeniero minero por mucho tiempo y más tarde se volvió consultor medioambiental, también ha revisado docenas de proyectos y está de acuerdo en que el hecho de que una mina sea subterránea no garantiza nada. “Ellos afirman que debido a que la mina será subterránea, no habrá impacto en la superficie”, dice. “Eso simplemente no es cierto; ningún ingeniero minero competente en el planeta debería hacer tal afirmación. En las minas subterráneas suelen darse hundimientos, y es del dominio común que contaminan y secan los suministros de agua locales”.
Úrsula Garzón, abogada del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (cemda), señala que en México no existe el sistema de fianzas, aunque ella ha visto proyectos donde se requiere un “fondo verde”. Desafortunadamente, explicó, nunca hay suficiente dinero para llevar a cabo un rescate completo, y nunca se hace cumplir. Además, los cálculos que determinan la cantidad de la fianza no toman en cuenta los costos extremadamente altos de un posible accidente.
BOTELLA VACÍA
Los funcionarios de la compañía hicieron todo lo posible por abordar las preocupaciones de los wixaritari durante la reunión de marzo pasado. Se distribuyeron mapas con los sitios sagrados marcados y se anunció que las concesiones de las 761 hectáreas que comprenden el Cerro Grande y los manantiales sagrados serían transferidos a los wixaritari para su preservación.
Los líderes wixarika rechazaron la idea. Creen que la actividad minera en cualquier parte de la región sagrada de Wirikuta destruirá las propiedades intangibles que la hacen el poderoso centro energético que es.
“Al extraer la plata”, dijo Jesús Lara, un líder wixarika en el Frente en Defensa de Wirikuta, “es como tener una botella vacía. La botella puede estar ahí pero no tendrá contenido”.
“Me parece que es engañoso”, dijo Rodolfo Cosío, un jicarero o guardián del centro ceremonial de Las Latas encargado de conducir la peregrinación anual a Wirikuta. “¿Cómo van a regalarnos algo que siempre nos ha pertenecido?”.
“Estas concesiones mineras a menudo se otorgan sin el conocimiento, ya no digamos el consentimiento, de los pueblos locales”, dice Jennifer Moore, coordinadora para Latinoamérica en la organización sin fines de lucro Mining Watch Canada.
La compañía ofreció crear hasta 750 empleos durante la fase de construcción, y otros 500 cuando la mina esté en operación. Aseguraron que la contratación local será una prioridad, y prometieron una serie de proyectos de desarrollo: becas, un museo de minería, un taller artesanal y un proyecto de reforestación.
Nieto, el funcionario potosino, declara que la compañía cumplirá: “Hoy en día la minería es diferente, más organizada y profesional, la tecnología permite trabajar en armonía con el medio ambiente”.
Los críticos dudan de esas afirmaciones, y señalan que la historia de la industria de la minería está llena de esas promesas que rara vez se cumplen.
Para comprobarlo, no hace falta ir muy lejos: “Un ejemplo es la Minera San Xavier situada en el Cerro de San Pedro, propiedad de New Gold, otra compañía minera canadiense”, dice Manuel Barrera Guillén, secretario de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (segam) en San Luis Potosí.
“[New Gold] en un inicio hizo muchas promesas? y la experiencia que tenemos es que prácticamente no cumplió”, añadió Barrera. La compañía prometió 300 empleos directos y mil 500 indirectos. Al final, contrataron a menos de 100 habitantes de la localidad.
Esa mina de oro y plata destruyó el cerro que está representado en la bandera del estado de San Luis Potosí. Después de una batalla en los juzgados que duró una década, se ordenó que cerrara el pasado octubre por haber obtenido de manera ilegal el permiso de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (semarnat), según la revista Proceso. Pero la victoria de los opositores duró muy poco. Gracias a una orden judicial temporal, la mina reabrió el 14 de diciembre y la batalla continúa.
EL PROBLEMA DEL AGUA
La mayor preocupación desde el punto de vista de los habitantes de Real de Catorce es el agua. Wirikuta es semidesértico, y las actividades mineras consumen una inmensa cantidad de ese líquido. En el caso de la mina La Luz, Ricardo Flores, ingeniero de la compañía, dijo en marzo que se necesitarían unos 3 millones de litros de agua diarios para procesar las cinco mil onzas de plata que planean extraer de mil toneladas de roca.
Sin embargo, representantes de la empresa enviaron un correo electrónico a Esquire en el que asegura que “con las actuales tecnologías, se utilizan 0.2 metros cúbicos por tonelada, esto es la décima parte de lo que se afirmó previamente. ¿Cómo se logra eso? Por el avance en la tecnología en los procesos”.
Los expertos consultados para este reportaje afirman que sólo 5 por ciento de las minas en el mundo emplean las tecnologías que First Majestic asegura que implementará en Real de Catorce para una utilización más eficiente del agua. Kuipers dice que “este tipo de inversión puede ser rentable en el caso de minas que extraen más de 10 mil toneladas de roca al día, y no sólo mil, como en el caso de La Luz”.
El círculo ceremonial en Cerro Quemado, el Tatewari-ta, lugar del Abuelo Fuego.
Los ejecutivos de la mina proponen construir una planta de tratamiento de aguas en Real de Catorce -que actualmente no tiene- y otra en Cedral, a unos 30 kilómetros de distancia. El agua tratada de estas dos plantas, asegura González, proveerá el agua necesaria para las operaciones mineras.
El pueblo de Real actualmente toma su agua del túnel de la mina de San Agustín, de cien años de antigüedad, misma que aún alberga una veta de plata identificada como uno de los principales objetivos para la explotación. Algunos residentes temen que la reactivación de la mina de San Agustín contamine o desvíe su fuente de agua.
Dávila asegura que éste no será problema. “El agua es un tema fundamental [?] por ello estamos realizando un estudio geohidrológico con una entidad independiente que permitirá definir exactamente de dónde y cómo llega el agua de la zona”, escribió. “Lo que sí tenemos ya son estudios sobre la calidad actual del agua en algunas de estas zonas y hemos encontrado que [...] están contaminadas por las aguas residuales con bacterias coliformes. Es decir, hoy el agua en varias de estas zonas tiene que ser tratada, por lo que estamos proponiendo la instalación de estas plantas”.
VER PARA CREER
El sacerdote Ernesto Torres se tomó un descanso de sus obligaciones pastorales para hablar con esta reportera, en la sombreada explanada de la plaza central de Real de Catorce, con las columnas neoclásicas de su iglesia como fondo, y uno que otro feligrés deteniéndose a saludar o pedir una bendición. Torres está en medio del conflicto, pues los fieles de su parroquia están divididos en cuanto al tema de la mina La Luz.
Por un lado, dice, el nuevo proyecto es una continuación de la historia de la región. Pero esa historia incluye un legado de degradación ambiental que se refleja en el nombre original de la ciudad: Real de Minas de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos de Catorce.
“Este lugar estaba lleno de álamos, había mucha vegetación”, dice Torres. “Pero ahora, a 15 kilómetros a la redonda tenemos una serie de asentamientos mineros que han erosionado los cerros y ya no hay álamos”. Su preocupación, como la de otros, es la posibilidad de que, de abrirse la mina, “se agoten los pocos manantiales con que contamos”.
El padre Torres creció en Salitrera, un pueblo minero de fluorita en San Luis Potosí, sede de una mina subterránea que usa el método de flotación. “Cada tonelada de tierra que se procesa requiere de tres o cuatro toneladas de agua”, dice. “En ese lugar se quedaron sin agua y ahora tienen que traerla desde muy lejos”.
Sin embargo, enfatiza, con un toque de ironía, que no se opone a la mina: “Me opongo a que el tratamiento del mineral lo hagan aquí. Tiene que ser en otro lugar, donde no se contaminen las tierras y donde haya más agua. Si se van a llevar el mineral hasta Canadá y allá lo quieren procesar, porque allá hay suficiente agua, qué bueno. Pero aquí, no”.
Para Petra Puente, ex presidenta municipal de Real de Catorce, la máxima preocupación también es el agua. Luego de trabajar en el gobierno local, sabe cuánta agua se produciría con una planta en el pequeño Real, de apenas mil 500 residentes. “Suficiente para regar los jardines de la empresa, quizá”, dice. En lo que respecta al plan de la compañía de trasladar agua desde Cedral, tiene sus reservas. Negociar con el gobierno de la ciudad y todos los propietarios que hay de por medio para construir el acueducto sería una tarea compleja. “Tengo que verlo para creerlo”, concluye.
Flores, de Minera Real Bonanza, aseguró que la tubería no sería un problema. “Se construyó una similar en otra de las minas de la compañía sin mayores dificultades”, afirma.
LA DEFENSA
Los wixaritari son mencionados frecuentemente como el grupo indígena que ha conservado con mayor éxito su estilo de vida ancestral. Actualmente viven un estimado de 50 mil huicholes en México, con alrededor de la mitad concentrados en las tierras altas de Jalisco, Nayarit y Durango. El grupo ha logrado mantener su integridad en parte debido al aislamiento de sus comunidades y al contacto limitado con comunidades teiwari, o no indígenas. Esa misma circunstancia ha hecho extremadamente difícil montar una campaña para enfrentar las amenazas a su sitio sagrado.
Fue durante una reunión en septiembre de 2010 en Mezquitic, una cabecera municipal jaliscience localizada en territorio huichol, que nació el movimiento para proteger Wirikuta, autorizado por los líderes wixarika. “Organizar esto ha representado un reto monumental”, dice Carlos Chávez, un líder de derechos indígenas y fundador de ajagi, la organización que coordina el Frente en Defensa de Wirikuta.
La coalición trabaja en varios frentes de manera simultánea: en el frente legal, los abogados sostienen, entre otros argumentos, que la mina es una violación a la ley internacional, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que garantiza a los pueblos indígenas el derecho a ser consultados en lo referente a desarrollos en sus territorios tradicionales. México ratificó este tratado en 1990 y, aunque pocos wixarika viven en Wirikuta, alegan que el uso tradicional y religioso de estas tierras durante siglos les otorga el derecho a ser consultados.
Asimismo, los wixarika dicen que están a punto de interponer un amparo buscando la suspensión de las concesiones y que se haga efectivo el derecho al consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas afectados.
First Majestic se defiende diciendo que el Plan de Manejo para el área protegida establece que en las “zonas de amortiguamiento de aprovechamiento especial” se podrán realizar actividades mineras, “siempre y cuando no ocasionen alteraciones significativas a los ecosistemas”. En este sentido, se prohibe “interrumpir, rellenar, desecar o desviar los flujos hidráulicos”, entre otras cosas. Para First Majestic, La Luz se encuentra en esas zonas donde la minería es permitida.
Según ajagi, hay dos precisiones: primero, dicen que no es posible realizar actividades mineras de esta escala sin afectar los flujos hidráulicos; y segundo, que la veta de San Agustín, la más grande, está en una zona que no permite la minería, sino que está clasificada para uso tradicional, definido como actividades agropecuarias tradicionales.
En el frente político, el senador Francisco Javier Castellón Fonseca, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), planteó en el Senado mexicano una iniciativa que exige una investigación para revisar exhaustivamente estas concesiones mineras, la cual fue aprobada en una semana, luego de que el Senado se viera inundado por casi 3 mil correos electrónicos enviados desde todo el mundo como parte de una campaña lanzada por el Frente en Defensa de Wirikuta. Hasta ahora, este grupo, manejado casi en su totalidad por voluntarios, no ha tenido mucho éxito en reunir dinero; el apoyo financiero ha sido difícil de obtener.
LA DIVISIÓN
La serena fachada de Real de Catorce comenzó a agrietarse casi desde el momento en que First Majestic instaló su sede en la hacienda abandonada de Santa Ana en noviembre pasado. Dávila hizo una presentación en el ayuntamiento de Real de Catorce en diciembre, en la que reveló los planes de la compañía de renovar la vieja hacienda y crear un museo de minería, para lo que ofrecerían empleos a los locales. Algunos de ellos asistieron a esa reunión con pancartas en apoyo a la mina: “Real de Catorce es 100 por ciento minera” y “Hermanos huicholes: el pueblo tiene hambre. ¡Queremos trabajar!”.
Periódicos del lugar reportaron que la compañía había pagado 100 pesos a cada manifestante. Los funcionarios de la compañía negaron ese reporte. Es de tomarse en cuenta la extrema pobreza en la región: estas tierras altas tienen una de las tasas más elevadas de emigración en el país, con miles de habitantes que abandonan la zona cada año para ir en busca de trabajo.
En el foro de marzo de este año, en una sala a la que asistieron de pie unas 200 personas, se reveló una alarmante división. La presentación hecha por los representantes de la compañía minera fue recibida con aplausos entusiastas, mientras que los opositores de la mina fueron acallados con abucheos y gritos de “Váyanse de aquí!” y “¡danos trabajo!”.
Puente, la ex presidenta municipal de Real de Catorce, creció en el cercano pueblo minero de La Luz y vio los impactos de la mina ahí. “La llegada de la compañía minera ha reavivado viejos resentimientos”, se lamenta.
“Casi todos en Real de Catorce viven de los visitantes”, explica. La división parte del hecho de que hay dos tipos de visitantes, más allá de los turistas ocasionales: los que trabajan en los puestos vendiendo tacos a los peregrinos católicos y huicholes, y los que se ganan mejor la vida con hoteles elegantes y restaurantes de alta cocina.
“El pueblo tiene como un rencor, porque siempre están con la idea de que ‘¿por qué el foráneo viene y me dice cómo hacer las cosas’?”, afirma Puente.
A Mercedes Aquino, fotógrafa local y residente de Real desde hace 15 años, la entristecen las tensiones que han surgido entre sus vecinos. “Definitivamente ha provocado una división entre la gente”, dice. “La mina se ha convertido en un tema tabú”.
Algunos de esos vecinos le han dicho que se oponen a la mina La Luz, pero no están dispuestos a decir lo que piensan al respecto. “No están de acuerdo con el proyecto, pero no se atreven a manifestarse públicamente”, dice. “Han visto esta agresividad, y prefieren quedarse callados”.
Por su parte, Guillermina Bustos está cansada de que venga gente de fuera a Real y les diga cómo deberían resolver sus asuntos. “Desde que la última mina cerró, hace dos décadas”, afirma, “la comunidad ha sido capaz de arreglárselas con el comercio, pero las familias han crecido y ahora simplemente no hay suficiente”.
“Qué bueno que hay tantos que han puesto sus ojos sobre Real de Catorce”, agrega Bustos. “¿Pero por qué se preocupan tanto por una mina? Y la gente del pueblo, ¿de qué vamos a vivir? Ésta es una oportunidad. Hay jóvenes que se van, no porque tengan ganas de emigrar, sino porque aquí no hay trabajo. Y hay algunos que regresan muertos”.
Pero esta historia aún está lejos de llegar a su fin.
En mayo pasado, los wixaritari llevaron su campaña al siguiente nivel. Una delegación se dirigió a Nueva York para testificar en el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, donde el abogado wixarika Santos de la Cruz se dirigió a los participantes y consiguió una audiencia privada con el relator especial James Anaya, quizá la autoridad más importante en el mundo en temas de derechos indígenas. Según De la Cruz, Anaya expresó apoyo para la causa e indicó interés en una posible visita a la zona.
Al mismo tiempo, otra delegación estaba haciendo ruido en Vancouver, Canadá, participando en el evento Mining Justice Week [Semana de Justicia Minera] y desafiando a First Majestic en su propio terreno.
El punto culminante se dio cuando los huicholes, vestidos con sus coloridos trajes tradicionales, llegaron a la sede de la compañía minera, en un acristalado edificio del centro de Vancouver, para una reunión programada con Dávila y fueron detenidos por el personal de seguridad, quienes se rehusaron a dejarlos entrar durante cerca de 20 minutos e incluso enviaron elementos de refuerzo. Rodeado por guardias y policías de Vancouver, finalmente se le permitió la entrada al grupo de cuatro personas para encontrarse con Dávila y presentarle su posición: un claro “no” a la mina en Wirikuta.
La gente de First Majestic les entregó una copia de una presentación del proyecto de la mina en un usb de plata pura.
FUEGO, MAÍZ Y VENADO…
La cosmogonía huichola se basa en la relación con sus ancestros, que rigen los ciclos naturales meteorológicos, el bienestar de la vida y el equilibrio de la energía en todo el mundo. Mediante sus ceremonias, los wixarika cumplen con sus obligaciones con sus antepasados y de esa forma ayudan a mantener el equilibrio global.
Entre las deidades más importantes de los huicholes están Tatewari (Nuestro Abuelo Fuego); Tatéi Niwetsika (Nuestra Madre Maíz), y Kauyumari, (Nuestro Hermano Mayor), el Venado Azul. Un objetivo clave para cada wixarika es la peregrinación a Wirikuta, por lo menos una vez en su vida. Ahí recolectan su planta sagrada, el hikuri o peyote, y la utilizan en sus rituales para llegar a un nierika o portal hacia una dimensión espiritual. Los conocimientos que adquieren los usan para renovar sus vidas.
Los cinco sitios sagrados más importantes para ellos son:
En el centro, Teakata, en la comunidad wixarika de Santa Catarina, Jalisco.
En el norte, Hauxamanaka, en Cerro Gordo, Durango.
En el oeste, Haramara, en San Blas, Nayarit.
En el sur, Xapawiyemeta, en la Isla de los Alacranes del lago de Chapala.
En el oriente, Wirikuta.

Peligra zona sagrada Huichol

La nación wixárika (Wirrarika) ha resistido desde hace varios siglos la imposición de proyectos que depreda el medio ambiente; protege sus ritos y su territorio, que se reparte en tres estados del occidente del país: Durango, Nayarit y al norte del estado de Jalisco y un centro ceremonial en San Luis Potosí.

Desde el año pasado los huicholes rechazaron la instalación de una mina trasnacional en Wirikuta, también conocido como el cerro del Quemado, uno de sus sitios más sagrados, ubicado en San Luis Potosí.

Hace 4 años lucharon contra la construcción de la carretera Bolaños-Huejuquilla el Alto, que promovió la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y desde hace una década piden la restitución de más de 10 mil hectáreas de su territorio de la comunidad Bancos de San Hipólito en El Mezquital, Durango.

La constante de sus batallas es que los huicholes, a través de las organizaciones civiles aliadas como la Asociación Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas (AJAGI) y Conservación Humana, han articulado una solidaridad internacional a su favor.

Los wixaritari (plural de wixárika) están asentadas en tres comunidades principales que a su vez son centros ceremoniales: Santa Catarina Cuexcomatitán, San Sebastián Teponahuastán y San Andrés Cohamiata, asentadas al norte del Estado de Jalisco.

Defensa de Wirikuta

Cada año, los huicholes realizan una peregrinación en el cual visitan sus santuarios naturales para mantener la vida del mundo, le piden a su Dios el sustento y la salud para su pueblo. Cuentan que sus antepasados hicieron esa misma peregrinación desde hace mil años. Llevan ofrendas, danzan y recolectan el hí kuri, o peyote que lo utilizan para hablar con los dioses a través de los sacerdotes.

La peregrinación tiene cuatro puntos: wirikura, en el desierto cerca de Real de Catorce en San Luis Potosí: Hauxamanaka, en el Cerro Gordo, Durango; Haramara, el santuario ubicado en la playa de San Blas, Nayarit y Xapawiyeme, la Isla de los Alacranes en el Lago de Chapala, Jalisco.

La zona sagrada de wirikuta está incorporada a la Red Mundial de Lugares Sagrados Naturales de la UNESCO desde 1988 y está en la lista de espera para considerarla Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad.

Para el estado de San Luis Potosí, tiene la clasificación de Reserva Ecológica Natural y Cultural de Wirikuta y prohíbe cualquier actividad que dañe el entorno.

En Wirikuta, el lugar donde sale el sol para los huicholes, explotarán una mina de plata que devastará el centro ceremonial. El gobierno federal autorizó 22 concesiones mineras que abarcan más de 6 mil hectáreas que adquirió la compañía minera canadiense First Majestic Silver.

De acuerdo con la denuncia del Frente en Defensa de Wirikuta, integrado por autoridades tradicionales wixaritari, el lugar que afectará la actividad minera, constituye un ecosistema único.

El Frente en Defensa de Wirikuta teme que el proyecto contamine los pocos acuíferos que existen en la zona. En Wirikuta o el Cerro del Quemado viven especies animales y vegetales endémicas en peligro de extinción como el águila real, un símbolo para la nación wixárika.

Promesas de la empresa minera

La empresa Firts Majestic Silver tiene una sede en la ciudad de Durango y la dirige el ingeniero Ramón Tomás Dávila Flores. De acuerdo con la información visible en su portal, la empresa invertirá entre 50 y 100 millones de dólares en Real de Catorce y la actividad minera contempla emplear a más de 650 personas.

Dice la minera que trabaja bajo el esquema de una empresa socialmente responsable. “Nos sentimos orgullosos de ser copartícipes en apoyar e impulsar la preservación de las costumbres indígenas (…), así como también respetar las leyes vigentes en materia de ecología”.

Además, dice el corporativo, se construirá un Museo de la Minería en el municipio Real de Catorce, San Luis Potosí.

First Majestic Silver no precisa si afectará o no la zona sagrada de los huicholes.

Cristian Chávez, integrante de AJAGI proporciona los datos en el cual se instalará la explotación de plata.

La Vena Madre de 5.1 kilómetros afectará a la población Real de Catorce y Mina de Concepción; la Vena de San Ramón afectará a las localidades de El Verde, Ave María y La Luz y tendrá 3.4 kilómetros y la Vena de San Agustín, de 3.6 kilómetros, afectará a la localidad de Puerto Palillo. Todas son comunidades de San Luis Potosí.

El activista advierte que la experiencia en México es que las empresas mineras “lo único que trae es la contaminación de los ríos y suelos. Explotan los yacimientos y se van en unos 10 años”.

–¿Qué proyectos de mejora ha prometido Firts Majestic?

–El progreso, sobre todo. Están engañando a la gente del municipio de Real de Catorce, que serán contadas como obreros con sueldos extravagantes. Que pagarán unos sueldos de 2 mil 500 pesos a la semana y prometieron que instalarán una planta de tratamiento de aguas negras para el municipio de El Catorce. Los habitantes son mestizos y están en una zona de alta marginación.

El Frente en Defensa de Wirikuta asegura que el proyecto minero carece aún de la Manifestación de Impacto Ambiental y el Estudio de Riesgo Ambiental que otorga la Semarnat.

El Congreso Nacional Indígena, región Centro-Pacífico, en su última sesión efectuada en Mezcala, Jalisco, el 6 de febrero, respaldó la lucha contra la mina en wirikuta.

En su declaración pública, los indígenas del país pidieron la cancelación inmediata del proyecto minero y recalcaron “la destrucción de wirikuta es un anuncio de muerte y exterminio para nuestros pueblos originarios”.

El Centro de Investigación Wixárika, con sede en California, Estados Unidos, asegura que el 70% de la concesión minera estará dentro del territorio sagrado de los huicholes.

Agrega el Centro, mediante un comunicado que hizo llegar a Animal Político: “La empresa ha estado avanzando tal y como planeaba (…) aprovechándose del desempleo de la población de Real de Catorce para vender un proyecto que viola el Plan de Manejo de la reserva que firmaron los gobiernos estatales de San Luis Potosí, Nayarit y Jalisco y los wixaritari. Este plan de manejo prohíbe este tipo de proyecto en los sitios sagrados”.

Aunque la empresa minera asegura que su proceso extractivo será de lo más cuidadoso posible, “pero no hay ninguna garantía de esto, especialmente sabiendo que sus otras operaciones usan el proceso de lixiviación con cianuro y minería a cielo abierto”.

**No solo amenaza el Santurio Huichol la mineria, recientemente se han creado tierras de cultivo en los lugares más Dagrados de este Pueblo Magico**