martes, 4 de mayo de 2010

Ritual Tarahumara y Huichol

La luna llena iluminó el ritual de Tarahumaras y Huicholes ofrecido en La Narro, en una demostración de hermandad y agradecimiento por la existencia del sol, la tierra, el agua... Por la naturaleza y todas sus bondades, pero sobre todo “porque el Honoruame quiere que estemos todos juntos”, como explicara Doña Licha, indígena tarahumara, mezcla de dos sangres, Pima por parte de su mamá y Tarahumara por parte de su papá.
La ceremonia Tuguri que desde el sábado por la tarde se ofreció en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), inició con el sacrificio de dos becerritos; ahí se ofrece la sangre que es lo primero que se come, preparada en una sola cazuela y entre todos los presentes se va consumiendo en señal de que no deben existir diferencias y que todos somos iguales.
En el terreno donde se realizarían las danzas de Matachines y de Pascol, se colocó una cruz que significa los cuatro puntos cardinales, ahí por la noche se dió gracias al Ser Supremo por todo lo que tenemos.
A las nueve de la noche, seis tarahumaras simbolizando un largo perenigrar empezaron la ceremonia, un indígena cantó durante todo el ritual y sus primeras oraciones, según se explicó, fueron para agradecer a la madre luna, la madre tierra, al sol que sin él no habría existencia, por la vida, por lo que tenemos, pero sobre todo porque nos juntamos como hermanos, como ahorita en una convivencia sin diferencias.
A pesar del ruido de algunos bailes celebrados en las cercanías del plantel y algunos presentes irrespetuosos de las costumbres de nuestros orígenes, que restando interés a la ceremonia tomaron el lugar como punto de plática, la mayoría de las personas que presenciaron el ritual se contagiaron del mensaje de los Tarahumaras.
A los seis que iniciaron la ceremonia se les unieron dos más, pero ya con diferente indumentaria y empezaron la danza del Matachín acompañados con violín y guitarra; quien cantaba el ritual tenía que descansar, pues es una persona grande y no aguantaba el ritmo de esta danza que se realiza toda la noche cuando son fiestas patronales, o se da gracias por levantar la cosecha, para sembrar o el día de la Santa Cruz, explica Doña Licha.
Después de hacer un trabajo para pizcar, barbechar o techar una casa, se hace tesgüino –licor de maíz fermentado—, y los hombres se van a trabajar a la parcela y otros se quedan haciendo la comida, al regresar vienen y se comparte todo, y a tomar tesgüino.
Luego de interpretar esas actividades, inició la Danza del Pascol que significa señal de alegría, que estamos contentos después de nuestra faena. En la sierra, explicó, también se realiza el ritual del peyote, pero nosotros el peyote lo respetamos mucho, ahí no cualquiera puede estar, sólo los que hacen esa ceremonia, lo hacen en una cueva muy escondida y llevan a la gente que está enferma que ya no tiene remedio, esa es la gente que entra ahí.
La Danza del Peyote El Huichol
En la Danza del Peyote, interpretada el viernes por la noche, se celebra una reunión entre autoridades Huicholes. Luego de consumir peyote, el indígena en su canto habla con el fuego, el sol, la tierra y “escuchas el mensaje de lo que vendrá, se sacrifica un venado o un toro para que no haya enfermedad, prevalezca la paz y todo salga bien”, explica Guadalupe Hernández Carrillo, Huichol.
Empieza el ritual con una larga peregrinación a diferentes lugares, cinco principales –Viricuta, en el desierto donde se llevan ofrendas y se ayuna durante cinco días, después al Quemado en el Real de Catorce en San Luis Potosí; al Mar de San Blas, isla de Nayarit; Chapala, Jalisco y al Cerro Gordo en el estado de Durango, cinco sitios sagrados en una ceremonia que antes duraba hasta un mes, recuerda.
Durante el ritual se pide por la conservación de la madre naturaleza, por los presentes, y en una ceremonia especial, por la sanación de los enfermos, principalmente niños.
Ambos rituales fueron punto de atracción de laguneros inquietos por conocer las costumbres de nuestros orígenes, como Alfonso Flores, jefe de la Unidad de Culturas Populares Indígenas en el estado de Durango quien recuerda que desde hace seis años es más fuerte el conocimiento que se tiene de estas comunidades, pues mucha gente ignoraba que en Durango habitan Huicholes, Coras, Tepehuanos y Tarahumaras.
Debemos tener conciencia de nuestra cultura porque en muchas ocasiones -con el debido respeto-, somos víctimas de los medios de comunicación, principalmente los electrónicos de imponer culturas ajenas a nosotros y los principales afectados son los jóvenes y niños, de tal forma se observa un perjuicio y hasta racismo con nuestros grupos étnicos que son base fundamental de nuestra cultura.
Informó que existe, con mucha certeza, un registro de 62 lenguas indígenas en nuestro país, lo que nos coloca en el quinto lugar con más lenguas en el mundo, equivalente a una riqueza con costrumbres y tradiciones, indumentaria, artesanías, gastronomía, pero sobre todo que muestran un absoluto respeto a la naturaleza y cuidado de nuestro entorno y todo ello requiere de más difusión para alcanzar más peso en la formación de la cultura de nuestra gente, estimó.
Todo lo que elaboran trae un gran significado que se manifiesta a través de su cosmovisión, del mundo en general y todo eso se puede vivir en comunidades como el Arroyo de Lagos en el municipio de Guanaceví, Durango, tierra de Tarahumaras, Bancos de Calitique en el Mezquital, Durango, San Bernardino Milpillas en Pueblo Nuevo, donde hay tepehuanos o bien San Francisco de Ocotán, también en el Mezquital, Durango.
Las noches del viernes y sábado en La Narro, fueron escenario del mensaje de paz y hermandad y sobre todo de un enorme respeto a la naturaleza; Tarahumaras y Huicholes desconocen quiénes son más patriotas: si los que defienden las raíces y bondades naturales, o los que atentan con los mismos habitantes de la nación y sus recursos.

FUENTE: CULTURAS POPULARES

No hay comentarios: